Senegal: Relax en La Casamance, parte I (Elinkine, Karabane)

Cuando veíamos todo negro, nunca mejor dicho, nos despertamos con esto.

 Elinkine, La Casamance

Palmeras, arena blanca y cocoteros... Echad un vistazo a las fotos, después del día que habíamos llevado a nosotros nos cambió la cara y desayunar con estas vistas fue un verdadero placer.

Estos días en  La Casamance los hemos dedicado a descansar.

Nos acercamos al pueblo de Oussouye e hicimos una excursión en bici (Campamento Emanaye-Casamance VTT) por los arrozales y  los paisajes tropicales llenos de palmeras y enormes ceibas. Conocimos también algunos poblados situados en el interior del bosque (Oukot, Siganar y Niambalang) con la arquitectura típica de la zona con casas grandes y redondas de tejados de paja que se inclina en el centro creando un agujero por donde entra la luz y se canaliza el agua de la lluvia a una pila y así guardarla para épocas de sequía.

En uno de estos poblados paramos a descansar, a charlar con la gente y jugar con los niños. Vimos una casa por dentro y pudimos comprobar la costumbre que hay de ceder el asiento. Cuando llegas a un sitio donde la gente está sentada, es el más joven el que se levanta y cede su sitio al nuevo en llegar y así sucesivamente.

Además estaban de fiesta. Celebraban algo así como un festival de iniciación, el paso de niño a hombre. Los niños habían estado 3 meses en el bosque y volvían ya hombres. El pueblo entero estaba preparando la fiesta.

Fuimos también a Karabane en piragüa a pasar la mañana.
Es una tranquila isla donde quedan restos de una iglesia bretona, las paredes del recinto donde los esclavos esperaban a ser trasladados a la Isla de Goreé y un cementerio con tumbas de marineros y colonos franceses. 
Allí en Karabane, estrenamos las playas senegalesas. 
Tras el paseo y el baño a comer, ya no hay nada más que hacer.

Karabane, La Casamance