Después de algunos días volvemos
a la carga.
En nuestra ruta por
República
Dominicana, dejamos atrás
Bahía de las Águilas en el extremo occidental
de la isla, en la frontera con Haití, y ponemos rumbo hacia la costa norte.
Han sido unas largas jornadas de carretera, no
por ser muchos los km recorridos sino por el mal estado en el que se encuentran
algunas carreteras, el excesivo tráfico que hay,sobre todo de motoconchos, y la
mala circulación de los dominicanos.
Volvimos a hacer escala en Santo
Domingo para luego tomar la autopista del interior que lleva al norte. En
este trayecto, hicimos una parada en Santiago de los Caballeros, la
segunda ciudad del país, y descubrimos una parte de República Dominicana
bien diferente, sin playas, el Valle del Cibao donde se agradece el
fresco de la montaña.
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Valle del Cibao-Santiago de los Caballeros |
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Vistas desde el Molino de la Cumbre |
En la carretera que tomamos para
llegar a la costa norte de
Moca a
Cabarete descubrimos el
Molino
de la Cumbre un lugar muy recomendable para hacer un alto, beber y comer
algo y disfrutar de las magníficas vistas del
valle del Cibao y de la
ciudad de
Santiago de los Caballeros. Nosotros
cenamos en el Molino
(buena comida y servicio) porque nos alojamos en un hotel que estaba unos
metros más arriba en plena montaña, el
Hotel Rim Mountain y lo que se
planeó como una estupenda noche en la montaña se convirtió en una noche de
karaoke salsero y desafinado de un grupo de dominicanos que estaban alojados
haciendo un curso. ¿Pero en qué cabeza cabe poner el karaoke en el hueco de la
escalera de acceso a las habitaciones? Imaginaros la nochecita que pasamos.
Ya en la costa norte, nos
alojamos en
Cabarete (Hotel Kaoba) por recomendación de
Conrad, el
austriaco propietario del B&B en el que nos alojamos en
San José de Ocoa.
Cabarete era una antigua aldea de granjeros que se ha convertido en la
capital del windsurf, kitesurfing del país y lo elegimos porque es más pequeña
y tranquila que sus vecinas
Sosúa y
Puerto Plata a pesar que nos
han contado que el turismo por esa zona ha bajado mucho.
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Playa de Cabarete |
Desde
Cabarete descubrimos
quizá, el secreto mejor guardado de
República Dominicana. En mi búsqueda
de información sobre el país antes de viajar leí algo sobre los
27 saltos de Damajagua y me lo apunté
como “para hacer”. La experiencia fue INCREIBLE, menudo subidón de adrenalina.
Son
27 cascadas sobre el río BajaBonico que puedes descender en 3 tramos (7-12-27)
siempre acompañado de guía con casco y chaleco (recomendable llevar zapato
cerrado). Nosotros elegimos el tramo de 12 saltos (2,5 horas aprox.), para el
de 27 no había tiempo y el de 7 el ascenso y descenso es por el río. En el de
12 subes por la montaña y desciendes el río saltando entre las piedras,
deslizándote por toboganes en la piedra, o saltando al vacío desde rocas de 5
metros.
No podemos mostrar fotos de
nuestros saltos porque sin una mochila estanca es imposible llevar cámaras así
que vamos a colgar fotos de los charcos que hemos encontrado en Internet.
Los 27 charcos, además es
un proyecto de la comunidad de Damajagua, el dinero que se recauda con
las entradas (340 DOP si no eres dominicano) se invierte en beneficios para la
comunidad. Allí trabajan como unos 100 guías cuyo salario es el seguro médico
que les pagan y las propinas que los acompañantes les dan.
Si vais a República Dominicana
esto es un MUST, no hay que perdérselo. Es una pena que todo el turismo español
prácticamente se queda en el sureste y no se acerca hasta aquí, contados
turistas nos hemos encontrado y menos con un auto rentado, por determinadas
zonas hemos estado completamente solos.
Próxima parada: Península de
Samaná